quarta-feira, agosto 31, 2011

Una universidad que da envidia

Hoy culmina el mes de festejos con que la Universidad de Buenos Aires recuerda su fundación, ocurrida hace nada menos que 190 años, el 12 de agosto de 1821.Como sucede con toda institución longeva, estos casi dos siglos que siguen de cerca y nutren la historia del país combinan días de triunfos y derrotas, de esplendor y drama. Pero por una virtud inasible -que podrá explicarse de muchos modos, pero algunos resumen en la palabra "mística"- la UBA se las arregla para entregar cada año una nueva camada de graduados que, créase o no, deslumbran en los mejores centros de investigación del mundo.Hay quienes no entienden que del aparente caos que reina en sus aulas frecuentemente atiborradas, y a pesar de las carencias edilicias de sus facultades, surjan todavía esas mentes que, como las plantas que florecen en la adversidad, sorprenden no sólo por su creatividad, sino también por su capacidad de adaptación. Y, sin embargo, esa fórmula que combina libertad académica, ingreso irrestricto, gratuidad y una parte importante de la investigación y el pensamiento crítico de mejor nivel del país no sólo resulta efectiva para producir profesionales: hasta los que deben abandonar a mitad de camino son muy diferentes después de haber transitado por sus claustros y laboratorios. Baste con mencionar que allí estudiaron cinco premios Nobel, diecisiete presidentes e innumerables personalidades del arte, la intelectualidad, la política, los deportes y la vida social locales.

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